En oportunidad de un nuevo aniversario del martirio del Padre Carlos
Mugica, desde el espacio político Tres Banderas queremos reivindicar las
luchas de tantos compañeros y compañeras que eligieron caminar junto a
su pueblo, transitando las realidades del mundo desde una opción por los
pobres y con los pobres, desde las periferias hacia el centro, como nos
invita el Papa Francisco.
En este 11 de mayo, día en que el Padre Carlos se convirtió en semilla de nuevos cristianos y cristianas por el derramamiento de su sangre, queremos presentar el espacio de Culto de Tres Banderas.
Reconociendo las huellas de aquellos y aquellas que decidieron jugársela por la dignidad de los más postergados, nos organizamos con el objetivo de ser un espacio que pueda pensar las diferentes realidades del pueblo desde una óptica de religiosidad popular. Buscamos hacernos eco del sentir más profundo que está arraigado en el peregrinar histórico de los más vulnerables: la convicción de poner todos los esfuerzos en común para lograr el “vivir bien”, para que ningún hermano y ninguna hermana se quede en el camino, para que no haya más descartados ni excluidos, para romper con “esta economía que mata”, que se roba los sueños y las esperanzas.
Las tres banderas que nos guían siguen siendo las mismas: TECHO, TIERRA y TRABAJO ; para construir una patria justa, libre y soberana.
Queremos ser semilla que florezca en el amor más genuino del pueblo humilde, en el amor que solo puede tener lugar cuando se construye en torno a una comunidad organizada, que toma los valores evangélicos de vida y liberación como bandera para la victoria.
Queremos ser un espacio que reconozca la necesidad de informar e invitar a vivir al campo nacional y popular una doctrina espiritual que no reduzca las esperanzas de nuestro pueblo al progreso material, sin desconocer la urgencia del imperativo ético de satisfacer las necesidades básicas de los habitantes de nuestra Nación, inserta a su vez en nuestra Patria Grande por lazos indisolubles de fraternidad (y sororidad) en la lucha común.
No olvidamos las palabras del mártir de las villas:
“Señor: perdóname por decirles ´no sólo de pan vive el hombre´ y no luchar con todo para que rescaten su pan.”
Invitamos a todos los compañeros y compañeras a trabajar con nosotros en este sueño de construir un espacio para pensar el culto y la piedad popular como clave esencial para actuar en la realidad política que nos atraviesa, buscando transformar de forma organizada la globalización de la indiferencia en una globalización de la solidaridad, donde todos y todas tengamos lugar, donde nadie se quede afuera de una vida en dignidad.
En este 11 de mayo, día en que el Padre Carlos se convirtió en semilla de nuevos cristianos y cristianas por el derramamiento de su sangre, queremos presentar el espacio de Culto de Tres Banderas.
Reconociendo las huellas de aquellos y aquellas que decidieron jugársela por la dignidad de los más postergados, nos organizamos con el objetivo de ser un espacio que pueda pensar las diferentes realidades del pueblo desde una óptica de religiosidad popular. Buscamos hacernos eco del sentir más profundo que está arraigado en el peregrinar histórico de los más vulnerables: la convicción de poner todos los esfuerzos en común para lograr el “vivir bien”, para que ningún hermano y ninguna hermana se quede en el camino, para que no haya más descartados ni excluidos, para romper con “esta economía que mata”, que se roba los sueños y las esperanzas.
Las tres banderas que nos guían siguen siendo las mismas: TECHO, TIERRA y TRABAJO ; para construir una patria justa, libre y soberana.
Queremos ser semilla que florezca en el amor más genuino del pueblo humilde, en el amor que solo puede tener lugar cuando se construye en torno a una comunidad organizada, que toma los valores evangélicos de vida y liberación como bandera para la victoria.
Queremos ser un espacio que reconozca la necesidad de informar e invitar a vivir al campo nacional y popular una doctrina espiritual que no reduzca las esperanzas de nuestro pueblo al progreso material, sin desconocer la urgencia del imperativo ético de satisfacer las necesidades básicas de los habitantes de nuestra Nación, inserta a su vez en nuestra Patria Grande por lazos indisolubles de fraternidad (y sororidad) en la lucha común.
No olvidamos las palabras del mártir de las villas:
“Señor: perdóname por decirles ´no sólo de pan vive el hombre´ y no luchar con todo para que rescaten su pan.”
Invitamos a todos los compañeros y compañeras a trabajar con nosotros en este sueño de construir un espacio para pensar el culto y la piedad popular como clave esencial para actuar en la realidad política que nos atraviesa, buscando transformar de forma organizada la globalización de la indiferencia en una globalización de la solidaridad, donde todos y todas tengamos lugar, donde nadie se quede afuera de una vida en dignidad.
Culto Tres Banderas